Frases como esta se escuchan pocas veces en boca de científicos españoles. Quien la pronunció fue Manuel Martín-Loeches, neurocientífico y coordinador del área de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, en Madrid: “La Religión es un producto de la creatividad propia de nuestra especie, un fruto de nuestro cerebro, como lo es la ciencia o el arte”.
La frase de Martín-Loeches respondía a la pregunta de uno de los asistentes al curso: "¿religión y espiritualidad son fenómenos diferentes? ¿es la espiritualidad algo intrínseco al ser humano?"
Martín-Loeches ofreció otro interesante comentario. “El ser humano goza de una extraordinaria capacidad, la de tener sueños, la de soñar por las noches. Estos sueños, gracias a nuestra capacidad creativa, se vieron, en los albores de nuestra especie, como algo ajeno a nosotros mismos, algo diferente a la materia que nos da forma. Los sueños que construye nuestra mente mientras dormimos fueron interpretados como nuestro “espíritu”, “el alma”, algo que existe al margen de nuestro cuerpo y que por tanto puede trascendernos, quedar ahí cuando nosotros ya no estemos”.
Y se aportaron como muestra de esta capacidad, entre otras, las primeras
herramientas talladas por nuestros ancestros, como los bifaces
encontrados en la Sierra de Atapuerca. “Algunos de estos bifaces
están tallados en piedras que tenían alguna incrustación natural, un
fósil, por ejemplo, o una beta de algún material que le daba un colorido
excepcional. Cuando fue tallado, aquel humano tuvo presente el “adorno”
y lo mantuvo intacto en su herramienta” explicó en su ponencia Marina Mosquera, Profesora de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona.
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