Pues, lejos de ser un término médico o científico, resulta que aparece como acepción común en el Diccionario de la Real Academia.
“Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible”. Dado que ese espacio es relativamente parecido en los adultos, hasta el siglo XIX se utilizó como unidad de medida antropomórfica, igual que ha ocurrido con palmos y pies.
Pero, dependiendo de la región y de la etapa, variaban las distancias que se le asignaban. Por ejemplo, el famoso Diccionario de Covarrubias (donde aparecía como xeme), de 1611, le atribuye una longitud de dos palmos. Pero, incluso después de que Carlos IV promulgara en 1801 una Real Orden para tratar de unificar medidas, el jeme aparecía como equivalente a medio pie, o a cuatro dedos.
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