Se sabe también de su afición por la poesía universal más doliente –que recitaba frecuentemente en público–, y que de joven ya había manifestado tendencias suicidas. Pero quizá esos comentarios estaban más bien relacionados con una época en la que sufrió un doloroso desengaño amoroso.
En 1835, cuando Abraham Lincoln contaba 26 años de edad, el que sería después presidente de los EEUU se mudó a New Salem una temporada y conoció allí a una joven llamada Ann Rutledge. Pocos meses después, esta murió de tifus y parece ser que eso terminó de lastrar el carácter del político. En 2005, el autor de una de sus biografías Joshua W. Shenk (Lincoln’s melancholy) recopiló todos los datos que pudo sobre su personalidad y pidió a varios psiquiatras que dieran un diagnóstico. Ellos confirmaron que debía de sufrir una depresión profunda y continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario