Hay varias razones.
La primera es que, si se lanzaran de frente, la inercia de la botella de oxígeno podría golpearles en el cuello, la cabeza o la espalda.
Si se arrojaran de cabeza, como un nadador cualquiera, el primer impacto lo recibiría la cara, y así, el regulador (la boquilla) de respiración y la máscara podrían salirse. Eso obligaría a salir de nuevo a superficie para recolocarse todo el equipo.
Aun así, si la zona de inmersión es poco profunda o desconocida, se aconseja tirarse de pie o sentados, para estar más “orientados” si se topan con obstáculos.
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