Todos los adultos tragamos aunque sea una pequeña cantidad cada vez que
nos cepillamos.
Pero no pasa nada, porque la dosis es ínfima. Lo más
nocivo que tiene la pasta de dientes es el flúor, pero en general los
fluoruros están en la naturaleza (eso incluye el aire que respiramos y
el agua que bebemos) en diferentes estados, y a la vista está que no nos
matan.
Es cierto que en los dentífricos la concentración es alta: de
1.000 a 1.500 partes por millón (ppm) en productos para adultos; y de
250 a 500 ppm si se trata de niños (de 2 a 6 años, aproximadamente).
Hasta los 2 años no se debe cepillar a los niños con pasta porque no
controlan bien la deglución ni el escupir y porque el flúor podría dañar
sus dientes.
Una fuerte intoxicación por la ingesta de fluoruro sódico
puede conducirnos incluso a convulsiones.
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