Sentimos decepcionarte, pero no lo llevaban.
Es un mito. El tópico surgió de un cuadro costumbrista del pintor inglés del siglo XIX Edwin Landseer, quien en 1831 pintó un cuadro titulado Mastines alpinos reanimando a un viajero en apuros, le añadió este barril de coñac a uno de los canes. Es cierto que los san bernardo (también conocidos con el nombre que acabas de leer) eran entrenados como perros de rescate para socorrer personas en la fría cordillera, pero no portaban este complemento.
Los monjes del convento del paso Gran San Bernardo (es una ruta por la que se puede pasar de Suiza a Italia) fueron quienes comenzaron a amaestrar estos perros por su especial preparación para el frío, y por su potencia para manejarse entre grandes masas de nieve. De hecho, también los utilizaban como porteadores. Que se sepa, desde finales de la década de 1970 no han vuelto a usarse estos perros, que además en muchos casos eran sustituidos por pastores alemanes, más ágiles.
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