Nació en Oriente, en los sesenta empezó a ser conocida en Occidente, y
ahora, en el siglo XXI, atrae la atención de muchos, incluso de los
científicos.
1. HISTORIA Y PERSONAJES DE LA MEDITACIÓN.
Hoy se habla mucho de ella, pero en realidad la meditación tiene una
larga y profunda historia ligada a la India, el lugar donde surgió. A continuación algunos datos importantes:
1. Los grabados más antiguos relacionados con la meditación datan del amo 3,000 a.C. aproximadamente.
2. Mientras que los primeros escritos son encontrados llegan desde la India en el año 1,500 a.C. aproximadamente.
3. El año 528 a.C. Es el año en el que Siddharta Gautama, Buda, se iluminó.
4. Ya en la era actual en el siglo XVIII para ser mas exactos Voltaire y Schopenhauer la estudian y piden respeto para los budistas.
5. Llegando a el año 1957, la meditación se introduce en Occidente por Maharishi Mahesh Yogi.
6. En Europa mientras transcurria el año de 1970, el monje japonés Taisen Deshimaru consolida el zen en Europa.
7. Hace apenas 3 años en el 2011, el Dalai Lama renuncia a sus cargos políticos y vive en el exilio.
2. INICIOS.
En términos generales, la meditación es una práctica que ayuda a centrar la atención en un tema, o mantra. Entre las técnicas más comunes están la budista, la zen, la tántrica y la trascendental, su objetivo es llegar hasta el llamado “campo unificado” mediante la repetición de un mantra.
En los primeros 3 minutos de meditación, las ondas alfa de la corteza frontal inferior se hacen más fuertes, y sus ondas gamma y beta disminuyen. Las ondas alfa, afirma el doctor Fred Travis, director del Centro para el Cerebro Cognitivo de la American Medical Association, son las que dan coherencia al cerebro. Con la meditación, asegura, se incrementan al doble. Al pasar el minuto 10, la respuesta al estrés se reduce, pues desciende la producción de la hormona glucocorticoide. A los 15 minutos,el cerebro está inmerso en una ola de calma y las áreas frontales y prefrontales están más organizadas, lo que mejora la concentración y la toma de decisiones.
Para sus investigaciones, el doctor Travis uso imágenes de encefalograma. Estos estudios confirman cómo funciona el cerebro al practicar la MT. También halló que las personas que meditan de forma cotidiana –por lo menos 20 minutos al día, durante más de tres años– cuando están en el trabajo o en la escuela registran una actividad cerebral igual que la que presentan al meditar.
Solomon Snyder, jefe de Neurología en la Universidad Johns Hopkins, opina que así como se habla de los beneficios de la meditación, también se debe informar de que no soluciona todos los problemas. “Muchos de los que asisten a los cursos”, explica Snyder, “lo hacen pensando que habrá un milagro, que vivirán como Matthieu Ricard, considerado el hombre más feliz del mundo (tras años de estudio de su cerebro). Pero para lograrlo, Matthieu cambió su vida, y eso le llevó años”.
Paralelamente, otro investigador de la Universidad Johns Hopkins, Madhav Goyal, revisó 47 estudios científicos sobre meditación y concluyó que, aunque los efectos “son moderados, resultan comparables con los que se pueden esperar de los antidepresivos, pero sin las toxicidades asociadas”.
En los primeros 3 minutos de meditación, las ondas alfa de la corteza frontal inferior se hacen más fuertes, y sus ondas gamma y beta disminuyen. Las ondas alfa, afirma el doctor Fred Travis, director del Centro para el Cerebro Cognitivo de la American Medical Association, son las que dan coherencia al cerebro. Con la meditación, asegura, se incrementan al doble. Al pasar el minuto 10, la respuesta al estrés se reduce, pues desciende la producción de la hormona glucocorticoide. A los 15 minutos,el cerebro está inmerso en una ola de calma y las áreas frontales y prefrontales están más organizadas, lo que mejora la concentración y la toma de decisiones.
Para sus investigaciones, el doctor Travis uso imágenes de encefalograma. Estos estudios confirman cómo funciona el cerebro al practicar la MT. También halló que las personas que meditan de forma cotidiana –por lo menos 20 minutos al día, durante más de tres años– cuando están en el trabajo o en la escuela registran una actividad cerebral igual que la que presentan al meditar.
Solomon Snyder, jefe de Neurología en la Universidad Johns Hopkins, opina que así como se habla de los beneficios de la meditación, también se debe informar de que no soluciona todos los problemas. “Muchos de los que asisten a los cursos”, explica Snyder, “lo hacen pensando que habrá un milagro, que vivirán como Matthieu Ricard, considerado el hombre más feliz del mundo (tras años de estudio de su cerebro). Pero para lograrlo, Matthieu cambió su vida, y eso le llevó años”.
Paralelamente, otro investigador de la Universidad Johns Hopkins, Madhav Goyal, revisó 47 estudios científicos sobre meditación y concluyó que, aunque los efectos “son moderados, resultan comparables con los que se pueden esperar de los antidepresivos, pero sin las toxicidades asociadas”.
3. ¿MEDITAR PREVIENE ENFERMEDADES?
Uno de los estudios científicos para valorar los beneficios de la meditación es de la Society for Behavioral Medicine, en Washington. Según sus resultados, más de 2.000 personas que la practicaron durante cinco años acudieron un 50% menos al médico que las personas que solo mejoraron sus hábitos de alimentación. Los resultados fueron visibles, sobre todo, en mayores de 50 años: enfermaron menos en 17 categorías de tratamiento médico, incluyendo 87% menos hospitalización por problemas cardiovasculares y 55% menos por cáncer.
4. NOS ADENTRAMOS UN POCO MÁS.
El doctor en psiquiatría Norman E. Rosenthal explica en su libro Transcendence que durante el entrenamiento de cuatro días a cada participante se le asigna un mantra con instrucciones para su uso adecuado. Existe un número específico de mantras, y los profesores seleccionan uno para cada persona basándose en las características que observan del individuo; pero este por sí solo no es suficiente, solo es el vehículo para facilitar la meditación.
No es una medicina, ni fue concebida como tal
Usar el mantra apropiadamente ayuda a controlar la mente, pero sin tener que concentrarse. Es una de las diferencias básicas de la meditación trascendental con otras disciplinas. Por ejemplo, en la budista el meditador se debe concentrar en su respiración y en lo que escucha mientras está meditando, para evitar que su mente se distraiga con otro pensamiento.
En la zen se necesita una vestimenta especial y conservar una postura tipo flor de loto para poder realizar la meditación. La tántrica se enfoca en los sentidos y la contemplación. Mientras, en la meditación trascendental no existe nada de lo anterior; solo se concentra en enseñar a estar en completa calma para que el cerebro reaccione y aplique la mayor inteligencia a la vida diaria, de modo que la tensión se vaya.
El mantra se les da a los practicantes como un tesoro que no pueden revelar a nadie. Para Gustavo Dieux, director del Nirakara, Mindfulness & Yoga Institute: “Esto es parte de la atención abierta, fundamental en la MT. Gracias a ella, la mente no se queda tan fijada en las repuestas automáticas.”
Rosenthal dice que el sonido del mantra vibra con las repeticiones que el practicante genera dentro del cerebro; eso produce electricidad que activa los neurotransmisores, sustancias que detonan la creación de impulsos nerviosos conocidos como energía bioquímica y que desencadenan las reacciones neuronales que, mientras se está en meditación, saldrán de forma positiva y no inducidas por una descarga de adrenalina negativa generada por el estrés.
El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos se centró en comprobar los efectos de varias técnicas de reducción del estrés en 1.000 personas de diferentes edades, nacionalidades, sexo y profesión. Los resultados de los análisis estadísticos mostraron que ninguno de los cuatro primeros tratamientos redujeron significativamente la tensión arterial alta, mientras que la meditación trascendental sí lo hizo.
¿Efectos secundarios?
Mary Garden, escritora australiana y autora del libro The Serpent Rising, fue una entusiasta de la meditación durante 10 años. Practicó varias técnicas. En entrevista por chat, dice estar convencida de lo siguiente: “Quien medita debe ser una persona cualificada para ello”. Entonces, si el cerebro no está preparado, ¿podría sufrir algún desorden?
Garden relata que cuando estaba en un retiro tibetano, en la India, un hombre que acababa de regresar de hacer un curso de meditación budista de 30 días se suicidó. Ambos se hospedaban en un hotel local y ella no notó que el sujeto estuviera deprimido o que tuviera alguna actitud que indicara que pronto se quitaría la vida. Ante este suceso, los monjes explicaron que aquel hombre ya se había reencarnado en un alma más iluminada, que por eso le había pasado aquello.
Pero Garden estaba muy molesta y pensó en lo extraño que era que alguien se suicidase después de un curso de meditación, ya que lo normal sería suponer que tu mente está más pacífica que nunca. Entonces se dio a la tarea de realizar una investigación del hecho para saber qué había causado ese
Garden descubrió al doctor Andrew Newberg, de la Universidad de Pensilvania, quien escaneó los cerebros de un grupo de budistas en meditación y sin meditar. Newberg vio que el flujo sanguíneo en la parte posterior del lóbulo parietal superior disminuyó durante la meditación. Esta área del cerebro determina los límites del propio cuerpo en relación con el entorno y abre la puerta para que estemos como en un trance.
Newberg dice que cuando las personas sienten que se fusionan con el universo pierden el sentido de sí mismas, y eso es causado por lo que ocurre precisamente en esa zona del cerebro. Si se bloquea, se pierde el límite entre el yo y el resto del mundo.
Geoffrey Dawson, maestro de meditación zen en Sídney y psicoterapeuta, señala que ha conocido a unas 20 personas que han tenido experiencias mentales como resultado de asistir a cursos de retiros de meditación Vipassana. Dice que estos tienen frecuentemente ataques de pánico o episodios depresivos durante y después de asistir a algún retiro. Geoffrey Dawson sugiere que esto puede evitarse si se pregunta a los interesados si han tenido depresión, y si se conocen las verdaderas causas para querer iniciarse.
Puede reducir la tensión arterial
Mary Garden insiste en que debe existir una regulación de todos los centros que promueven la meditación. Se debe informar de que esta práctica no es una medicina; es solo una manera de conocerte, y para que funcione hay que adquirir disciplina, invertir tiempo y no debe tomarse como otra moda pasajera o una práctica esporádica.
Y no es extraño. La meditación afecta no solo al lóbulo parietal, sino también a otras regiones del cerebro. Vicente Simón, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Valencia, médico psiquiatra, se dedica desde hace unos 15 años al estudio de la conciencia y a la práctica de la meditación.
Para él, una de las zonas “más afectadas es la corteza prefrontal. La corteza prefrontal es la parte de nuestro cerebro que más nos diferencia de otras especies, ya que se ha desarrollado extraordinariamente en los seres humanos. Desde los primates a los homínidos, su volumen se ha triplicado, asegura Simón, autor de varios libros relacionados con esta práctica. En ella se “localizan” (por decirlo de alguna manera) la autoconciencia y las funciones que nos permiten comprender la mente de los demás.
No es una medicina, ni fue concebida como tal
Usar el mantra apropiadamente ayuda a controlar la mente, pero sin tener que concentrarse. Es una de las diferencias básicas de la meditación trascendental con otras disciplinas. Por ejemplo, en la budista el meditador se debe concentrar en su respiración y en lo que escucha mientras está meditando, para evitar que su mente se distraiga con otro pensamiento.
En la zen se necesita una vestimenta especial y conservar una postura tipo flor de loto para poder realizar la meditación. La tántrica se enfoca en los sentidos y la contemplación. Mientras, en la meditación trascendental no existe nada de lo anterior; solo se concentra en enseñar a estar en completa calma para que el cerebro reaccione y aplique la mayor inteligencia a la vida diaria, de modo que la tensión se vaya.
El mantra se les da a los practicantes como un tesoro que no pueden revelar a nadie. Para Gustavo Dieux, director del Nirakara, Mindfulness & Yoga Institute: “Esto es parte de la atención abierta, fundamental en la MT. Gracias a ella, la mente no se queda tan fijada en las repuestas automáticas.”
Rosenthal dice que el sonido del mantra vibra con las repeticiones que el practicante genera dentro del cerebro; eso produce electricidad que activa los neurotransmisores, sustancias que detonan la creación de impulsos nerviosos conocidos como energía bioquímica y que desencadenan las reacciones neuronales que, mientras se está en meditación, saldrán de forma positiva y no inducidas por una descarga de adrenalina negativa generada por el estrés.
El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos se centró en comprobar los efectos de varias técnicas de reducción del estrés en 1.000 personas de diferentes edades, nacionalidades, sexo y profesión. Los resultados de los análisis estadísticos mostraron que ninguno de los cuatro primeros tratamientos redujeron significativamente la tensión arterial alta, mientras que la meditación trascendental sí lo hizo.
¿Efectos secundarios?
Mary Garden, escritora australiana y autora del libro The Serpent Rising, fue una entusiasta de la meditación durante 10 años. Practicó varias técnicas. En entrevista por chat, dice estar convencida de lo siguiente: “Quien medita debe ser una persona cualificada para ello”. Entonces, si el cerebro no está preparado, ¿podría sufrir algún desorden?
Garden relata que cuando estaba en un retiro tibetano, en la India, un hombre que acababa de regresar de hacer un curso de meditación budista de 30 días se suicidó. Ambos se hospedaban en un hotel local y ella no notó que el sujeto estuviera deprimido o que tuviera alguna actitud que indicara que pronto se quitaría la vida. Ante este suceso, los monjes explicaron que aquel hombre ya se había reencarnado en un alma más iluminada, que por eso le había pasado aquello.
Pero Garden estaba muy molesta y pensó en lo extraño que era que alguien se suicidase después de un curso de meditación, ya que lo normal sería suponer que tu mente está más pacífica que nunca. Entonces se dio a la tarea de realizar una investigación del hecho para saber qué había causado ese
Garden descubrió al doctor Andrew Newberg, de la Universidad de Pensilvania, quien escaneó los cerebros de un grupo de budistas en meditación y sin meditar. Newberg vio que el flujo sanguíneo en la parte posterior del lóbulo parietal superior disminuyó durante la meditación. Esta área del cerebro determina los límites del propio cuerpo en relación con el entorno y abre la puerta para que estemos como en un trance.
Newberg dice que cuando las personas sienten que se fusionan con el universo pierden el sentido de sí mismas, y eso es causado por lo que ocurre precisamente en esa zona del cerebro. Si se bloquea, se pierde el límite entre el yo y el resto del mundo.
Geoffrey Dawson, maestro de meditación zen en Sídney y psicoterapeuta, señala que ha conocido a unas 20 personas que han tenido experiencias mentales como resultado de asistir a cursos de retiros de meditación Vipassana. Dice que estos tienen frecuentemente ataques de pánico o episodios depresivos durante y después de asistir a algún retiro. Geoffrey Dawson sugiere que esto puede evitarse si se pregunta a los interesados si han tenido depresión, y si se conocen las verdaderas causas para querer iniciarse.
Puede reducir la tensión arterial
Mary Garden insiste en que debe existir una regulación de todos los centros que promueven la meditación. Se debe informar de que esta práctica no es una medicina; es solo una manera de conocerte, y para que funcione hay que adquirir disciplina, invertir tiempo y no debe tomarse como otra moda pasajera o una práctica esporádica.
Y no es extraño. La meditación afecta no solo al lóbulo parietal, sino también a otras regiones del cerebro. Vicente Simón, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Valencia, médico psiquiatra, se dedica desde hace unos 15 años al estudio de la conciencia y a la práctica de la meditación.
Para él, una de las zonas “más afectadas es la corteza prefrontal. La corteza prefrontal es la parte de nuestro cerebro que más nos diferencia de otras especies, ya que se ha desarrollado extraordinariamente en los seres humanos. Desde los primates a los homínidos, su volumen se ha triplicado, asegura Simón, autor de varios libros relacionados con esta práctica. En ella se “localizan” (por decirlo de alguna manera) la autoconciencia y las funciones que nos permiten comprender la mente de los demás.
5. YA ESTAMOS DENTRO.
Dia 4 con solo estos dias lográs estár más alerta durante el día y te cuesta menos dormir mejor por las noches. Lo que se está experimentando, según explica Tata Sandoval, profesora del método, es una disminución de lo que llaman la red neuronal por defecto (DMN, por sus siglas en ingles).
Esta disminución, asegura, puede comprobarse con un estudio de resonancia magnética, como lo hicieron investigadores de la Universidad de Yale. “La DMN”, explica Sandoval, “es un área que controla las acciones del ser humano cuando el resto del cerebro está distraído. El estudio dice que el 50% del tiempo que estamos despiertos, el cerebro está en estado de distracción y activa la DMN, lo que provoca alteraciones como la ansiedad y la hiperactividad”. El estudio reveló que los participantes disminuyeron la acción de la DMN y consiguieron activar otras áreas del cerebro, al contrario de aquellos que nunca habían meditado.
Es una alternativa mejor que tomar pastillas para dormir.
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